
Por: José Daniel Figuera
La lucha contra los temblores involuntarios, como los que experimentan las personas con enfermedad de Parkinson, podría tener un nuevo aliado: los músculos artificiales. Científicos del Instituto Max Planck para Sistemas Inteligentes, en colaboración con las universidades de Tübingen y Stuttgart, han desarrollado un brazo biorobótico equipado con músculos artificiales que suprimen los temblores de manera efectiva. Este avance no solo ofrece esperanza para mejorar la calidad de vida de los pacientes, sino que también sienta las bases para futuros dispositivos portátiles.
¿Cómo funcionan los músculos artificiales?
El brazo biorobótico, apodado "paciente mecánico", está equipado con dos hilos de músculos artificiales que se contraen y relajan para contrarrestar los movimientos involuntarios del temblor. Estos músculos, conocidos como HASEL (Hydraulically Amplified Self-healing Electrostatic Actuators), son ligeros, rápidos y lo suficientemente fuertes como para suprimir una amplia gama de temblores en la muñeca. Al activarse, los músculos compensan el movimiento de vaivén, reduciendo significativamente la intensidad del temblor.
¿Por qué es importante este avance?
Según Alona Shagan Shomron, autora principal del estudio, los músculos artificiales tienen el potencial de convertirse en los componentes básicos de un dispositivo portátil discreto que los pacientes puedan usar cómodamente. "Nuestros músculos son lo suficientemente rápidos y fuertes como para manejar una amplia gama de temblores en la muñeca", explica Shomron. Este avance podría mejorar la capacidad de los pacientes para realizar tareas cotidianas, como sostener una taza o escribir.
¿Qué sigue para esta tecnología?
El brazo biorobótico no solo es una herramienta para suprimir temblores, sino también una plataforma para probar nuevas ideas en tecnología de exoesqueletos asistidos. Combinado con simulaciones biomecánicas, permite a los desarrolladores validar rápidamente el rendimiento de los músculos artificiales sin necesidad de pruebas clínicas costosas y prolongadas. "Nuestro paciente mecánico nos permite probar el potencial de nuevas tecnologías en una etapa temprana del desarrollo", afirma Syn Schmitt, profesor de la Universidad de Stuttgart.
El equipo espera que, en el futuro, esta tecnología se integre en una manga portátil que los pacientes puedan usar de manera discreta. "El objetivo es que otros ni siquiera se den cuenta de que la persona sufre un temblor", añade Shomron.
Este proyecto no solo destaca el potencial de la robótica blanda en aplicaciones de salud, sino que también subraya el papel crucial de los materiales flexibles y deformables en el desarrollo de dispositivos médicos innovadores.
Fuente: Alona Shagan Shomron et al. A robotic and virtual testing platform highlighting the promise of soft wearable actuators for wrist tremor suppression. Device, 2025; 100719 DOI: 10.1016/j.device.2025.100719